jueves, 30 de junio de 2011

Las líneas en la Palabra de Dios

Consideramos que en la Biblia hay tres líneas de la Verdad, que corren simultáneamente a lo largo de la revelación divina en las Escrituras: La línea central, que es “el tronco”, la línea de los puntos suplementarios y la línea de “las hojas y las ramas”. La ilustración del árbol es muy útil pues nos sirve de guía práctica con respecto a las tres líneas. Hemos orado mucho estos puntos presentados y hemos disfrutados al Señor en ellos. Hemos sido cargados con respecto a nuestra interpretación de la Palabra y nuestra visión ha sido enriquecida, pues hemos sido expuestos en nuestra carencias, en nuestros conceptos y nuestras opiniones. ¡Cuánto necesitamos de la luz de Dios cada día para ver! No necesitamos tanto acumular conocimiento ni pasar mucho tiempo en debates sobre asuntos doctrinales en la Palabra, ni defender mucho aquellos puntos que preferimos frente a los santos, sino abrirnos al Señor en Su Palabra para tener revelación y llegar a tener una visión que nos guíe, nos sustente y nos guarde en Cristo para servirle al Dios Triuno. Podemos orar: 
"Señor, gracias que abres Tu Palabra a nosotros. Gracias que nos expones en Tu luz para continuar siendo transformados contigo y conformados a Tu imagen. Gracias que hoy Te intensificas para llevar adelante Tu propósito en un medio difícil. No queremos centrarnos en nuestros conocimientos que sabemos que envejecen. Llénanos para ser vivientes cada día. Pon en nosotros necesidad de Ti. Queremos gustar de Ti y ser llenos de Ti para permanecer en Ti. No queremos encontrarnos en Tu contra por causa de nuestra vejez y ceguera. Ten misericordia de nosotros. Gracias que hoy nos hablas y nos equilibras. Gracias que hoy nos redarguyes y nos instruyes en justicia. Gracias por Tu Palabra que Te revela. Sigue impartiéndote en nosotros. Queremos que hoy sea nuestro día uno. Amén"
En un árbol el tronco es el sostén de la estructura y el canal central de suministro. Es el único elemento que está directamente conectado a la tierra y las raíces, de donde el árbol toma lo que necesita para vivir. La línea central es “el tronco” de la revelación de Dios, el centro y el corazón de la revelación bíblica. La línea central debe ser siempre nuestro énfasis y está compuesta por la revelación con respecto a la Palabra de Dios (Jn 1:1; 1Jn 1.1), el Dios Triuno (Mt 28:19; 1Co 13:14), la economía de Dios (1Ti 1:4; Ef 1:10; 3:9), el Cristo todo-inclusivo (Jn 1:1,14; 1Co 15:45; 2Co 3:17-18), el Espíritu vivificante (Hch 16:7; Ro 8:9-11; Fil 1:19; Ef 4:4; 1Co 12:13), el Cuerpo de Cristo y la Nueva Jerusalén (Ap 21:2). Nuestro equilibrio, la experiencia que tengamos del Señor y el tipo de frutos que llevemos DEPENDERÁ de la manera en que veamos, tomemos y recibamos Su hablar, Su Palabra, hoy; de la forma en que tratemos esta línea central en nuestra enseñanza y al recibir a los creyentes, y del grado de nuestra apertura al Señor para que Él siga impartiendo en nosotros todo lo que Él es y todo cuanto ha logrado.
En el árbol, tenemos unas ramas principales, que están directamente conectadas al tronco, que son generalmente muy gruesas. Éstas pueden ilustrar y representar la línea de los puntos suplementarios que comprende toda la profecía en cuanto a Cristo, los tipos antiguotestamentarios, la iglesia y el reino, con todos los elementos incluidos. Estas ramas primarias o sub-troncos son tan gruesos y resistentes que si las miramos sin tener en cuenta el panorama completo del árbol, pudiéramos confundirlas con el tronco, pero no, ellas no son el tronco, así que debemos tener cuidado de diferenciarlas bien. Por muy fuertes y resistentes que estas ramas gruesas sean no pueden sustituir al tronco. De hecho son el apoyo, la manifestación, la extensión, el resultado y el complemento del tronco. Ellas tienen su función y su posición específicas en el árbol. ¡No son intercambiables con el tronco, así que tampoco lo son las líneas principales y la de los puntos suplementarios en nuestra interpretación y visión de la revelación divina!
Por último, en el árbol siempre veremos ramas más pequeñas que sostienen porciones pequeñas del árbol, con sus respectivas hojas. Estas corresponden a la tercera línea de la verdad en la Biblia, que son todas las enseñanzas y doctrinas para llevar a cabo los asuntos prácticos, como la manera ordenada por Dios, la Mesa del Señor, la administración de la iglesia, el lavamiento de los pies, el velo de la mujer por causa de la autoridad, guardar ciertos días, el bautismo, entre otros.
La línea de las “hojas y ramas” son manifestaciones de la naturaleza orgánica de las otras líneas. Sólo existen por causa de / sostenidos por el tronco y los puntos suplementarios, y como expresiones de éstos. Hay tres puntos que nos han impresionado mucho en relación con las revelaciones menores en la Biblia y son:
1- “Debemos usar estos asuntos, sin ser distraídos por ellos”. 2- “Tenemos que aprender cómo aplicar estos asuntos…” para, y sólo para que avancemos en cuanto a la línea central, 3- “pero jamás debemos permitir que ellos se conviertan en nuestra línea central”. Cualquier árbol que quiera invertir o pervertir el orden natural del tronco, las ramas principales de ayuda-sostén del tronco y las ramas pequeñas con sus hojas, no podrá sostenerse, alimentarse ni sobrevivir. Nosotros como creyentes tampoco podremos seguir adelante y ser verdaderamente uno con Dios si pervertimos la revelación bíblica, que es la manera de Dios. Tomar algunos de las enseñanzas menores y convertirlas en mayores en base a nuestra preferencia es solamente la manera del hombre.
"Señor, guárdanos hoy. Quita los velos de nuestras opiniones e inclinaciones naturales, de nuestras revelaciones pasadas y de nuestros logros. Quita los velos de nuestro saber y de nuestro entender la Palabra. Estamos tan agradecidos por Tu Persona y Tu obra en nosotros. Con gran humildad y necesidad nos acercamos a Ti una vez más. Venimos a por más. Nos volvemos a Ti para ser llenos de Ti y rebozar contigo. Gracias por Tu hablar puro y actual. Aléjanos de las tentaciones de ser individuales y de hacer sólo lo que queremos. Te lo entregamos todo y confiamos en Ti. Amén"  
Disfrute de "Los diez "unos" extremadamente cruciales para edificación del Cuerpo de Cristo, en la Palabra santa para el avivamiento matutino "La línea central de la Biblia", semana 1, "Las líneas en la Palabra de Dios"

Himno 247. EXPERIENCIA DE CRISTO como la buena tierra

lunes, 13 de junio de 2011

La espada del Espíritu, EL CUAL es la Palabra de Dios

¡Señor, una vez más venimos a Ti! ¡Oh, Señor Jesús! ¡Llénanos contigo! ¡Te amamos! ¡Te necesitamos! ¡Eres tan rico y disfrutable! ¡Sé real para nosotros en este momento! ¡Vivimos tan lejos de Ti, independientes y llenos de satisfacciones propias! ¡Danos un nuevo comienzo hoy! ¡Gracias Señor que eres accesible y eres eficaz! ¡Gracias que eres nuestro todo! ¡Todo te lo entregamos ahora! ¡Te entregamos ahora mismo aún nuestras cosas buenas, aún las revelaciones y la luz que tenemos en la Palabra! ¡Te entregamos nuestra elocuencia y nuestro completo entendimiento para ser llenos de Ti, puramente contigo! ¡Sálvanos de ser independientes de Ti aún en las cosas consideradas buenas! ¡Amén!
Hoy seguimos adelante, compartiendo nuestro disfrute en Efesios 6:17-18, que iniciamos en el artículo El Yelmo de la Salvación y la Espada del EspírituEs crucial que veamos que la frase “el cual” (aquí en masculino) se refiere o concuerda con “Espíritu” y no con “espada”. En algunas versiones en español se usa el neutro "que", el cual es correcto y aceptable pero no tan preciso y que genera el riesgo de confundirnos en cuanto a la concordancia adecuada: Palabra que es Espíritu o palabra que es (directamente) espada. Así que ¿qué nos dice en realidad el apóstol acerca de la Palabra de Dios? ¡Nos dice que la Palabra de Dios es el Espíritu! ¿Cuál es la verdadera conexión de "el cual"? Pues, con Espíritu y no directamente con "espada".
La Palabra de Dios es ciertamente la espada que derrota a Satanás, pero lo es solamente cuando la tomamos, es decir, cuando la recibimos como el Espíritu en nuestro espíritu. Vayamos otra vez a la porción en las Escrituras: “y la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios.” La frase “el cual” que introduce “la palabra de Dios”, es masculina. Esta frase no es femenina, como “espada” (sustantivo femenino en español). “El cual” modifica a Espíritu y concuerda con “Espíritu”, de ninguna manera con "espada". La Palabra de Dios como el Espíritu es la espada que vence al enemigo. Cuando la Palabra no es el Espíritu en nuestra experiencia y solamente es letra, entonces no es la espada que presenta y describe Pablo en Efesios 6:17.
La espada del Espíritu es el Espíritu como espada para realizar una acción activa, un ataque para obtener la victoria. La Palabra de Dios en Efesios 6:17 es la espada porque es Espíritu. Necesitamos ver que toda la Palabra de Dios es Espíritu; no es un espíritu; no se comporta como el Espíritu o pudiera ser de algún modo el Espíritu… ¡no! La Palabra de Dios es Espíritu. ¡Aleluya! 
¡Hay tanta luz y revelación en esta porción! ¡Qué bueno que tal cosa está revelada en las Escrituras! ¡Tantas veces yo había expresado que la Palabra es la espada, pero hasta estos días mi afirmación era principalmente doctrinal. Había muy poca realidad en ella. Orando estos versículos he visto la naturaleza de la espada: ¡Espíritu! Pablo podía haber expresado simplemente que la Palabra (como texto, como simple letra) es la espada, ¡pero no lo escribió de este modo! Él dijo “la espada del Espíritu” y luego dijo que ese Espíritu es la palabra de Dios. ¡Así y no de manera diferente! Lo que media en la revelación bíblica pura entre “espada” y “palabra” es “Espíritu”. Hemos de recibir y seguir la Palabra de Dios, la revelación divina tal como Dios la expresa. ¡Amén!
¡Señor, nos abrimos a Ti una vez más! ¡Gracias que Tu Palabra es espiritual, y aún más, es Espíritu! ¡Gracias que esta espada está llena de la realidad divina, la sustancia divina! ¡Gracias Señor por Tu revelación maravillosa! ¡Queremos tener luz en Tu Palabra para ser uno contigo y seguirte mediante una visión actual y sólida! ¡Gracias por abrirnos tu Palabra en el ministerio! ¡Amén!
No son los argumentos en la palabra que podemos leer y comprender sólo con nuestra mente, ni son los meros pensamientos los que constituyen la espada. El Espíritu constituye la espada. Los pensamientos y afirmaciones por sí mismas no podrían derrotar a Satanás. Sólo podrá ser derrotado Satanás cuando la Palabra de Dios es real para nosotros, está constituida, labrada en nosotros y cuando la única realidad de la Palabra es el Espíritu para nosotros en nuestra experiencia. Aún compartiendo esta pequeña revelación, invoco el nombre del Señor y siento un gran fluir y me siento repleto del Señor. ¡Hay tanta luz en la Palabra, tanta luz en Efesios y tanta luz en Efesios 6:17-18! ¡Si todos tomáramos un tiempo y leyéramos con oración esta porción, ejercitando nuestro espíritu y abriéndonos al Señor para que Él nos inunde y rebozar de Él...! ¡Sería maravilloso!
¡La Palabra de Dios es el Espíritu como espada! En todas las Escrituras no existe tal cosa como la letra como espada, al menos no de manera positiva. Si la Palabra es espada para nosotros siendo sólo letra, sólo conocimiento y sólo doctrinas, que hemos entendido mentalmente, sin acudir a Dios en la Palabra y sin ejercitar nuestro espíritu, entonces esa espada en nuestras manos sólo servirá para matarnos a nosotros mismos. No será el enemigo de Dios la víctima, sino los santos, el fluir de Dios, el disfrute de Dios, la edificación del Cuerpo, la preeminencia de Cristo, la compenetración y la economía de Dios.
Sólo la vida de Dios lleva adelante el propósito de Dios y es verdaderamente uno con Dios, pues es Dios, y aparta, aleja, derrota y prevalece sobre el enemigo. Cualquier espada que no esté relacionada con la Palabra tomada, recibida y experimentada como el Espíritu, no tendrá como contendiente y enemigo a Satanás, sino a los amados santos y al Señor. En este caso llegaremos a ser los que, en base a nuestras opiniones y conceptos, enterramos la espada en nuestros hermanos y hermanas. La espada como Espíritu, que es la Palabra de Dios es para ser llenos de Cristo y así seremos verdaderamente uno, no sólo en nuestros espíritus sino en nuestras almas, para la edificación orgánica del Cuerpo de Cristo como morada de Dios, mutua habitación de Dios y los santos, Cuerpo y Novia de Cristo, que llegará a ser finalmente la Nueva Jerusalén en los cielos Nuevos y la tierra nueva por la eternidad.
Disfrute del Estudio-vida de Efesios, la Experiencia de la vida y los versículos referidos de la versión recobro del Nuevo Testamento con sus notas correspondientes

domingo, 12 de junio de 2011

Artículos del 2010

-- Sobre la iglesia en el plan de Dios (La iglesia está relacionada con el plan eterno de Dios según Su propósito eterno; en cuanto a su función la iglesia es el cuerpo de Cristo y la Casa de Dios; la iglesia es el aumento de Cristo) Disfrute de Principios Básicos para Poner en Práctica la Vida de Iglesia.


-- La iglesia, plenitud y aumento de Cristo (La iglesia es la plenitud de Cristo, el complemento y el aumento de Cristo; procede de Cristo y su naturaleza es Cristo mismo. La iglesia es el agrandamiento de Cristo) Disfrute de Principios Básicos para Poner en Práctica la Vida de Iglesia

-- Cuatro puntos con relación a la iglesia (La iglesia no es un fin en sí misma sino el medio para cumplir el plan eterno de Dios; Cristo se expresa por Su Cuerpo y Dios reside en Su casa para llevar a cabo Su voluntad, es decir, cumplir Su propósito eterno. La iglesia es la Casa de Dios, el Cuerpo de Cristo, Su aumento y Su plenitud) Disfrute de Principios Básicos para Poner en Práctica la Vida de Iglesia

-- El hombre es tripartito. ¡Vayamos a nuestro espíritu! (el hombre consta de un cuerpo, un alma y un espíritu; la Palabra de Dios discierne, separa el alma del espíritu) Disfrute de La clave para experimentar a Cristo: Nuestro espíritu humano

-- Fortalecidos en nuestro hombre interior (Podemos estar en nuestra alma, con cosas todas buenas, aún bíblicas y no contactar, experimentar al Señor para tener comunión con Cristo y conocerlo). Disfrute de La clave para experimentar a Cristo: Nuestro espíritu humano

-- El Dios de paz nos santifica por completo (abstenernos del mal por sí mismo no es lo que nos santifica; Cristo es el que nos santifica. Santificación es apartados, pero también es lleno... de Cristo) Disfrute de La clave para experimentar a Cristo: Nuestro espíritu humano
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El Yelmo de la Salvación y la Espada del Espíritu

¡Oh, Señor, danos luz en esta mañana! ¡Te amamos! ¡Eres nuestra necesidad! ¡Acudimos a Ti con urgencia! ¡Queremos experimentarte! ¡Perdónanos, límpianos con tu sangre, purifícanos y lávanos! ¡Quita todo estorbo, todo lo que se oponga entre nosotros y Tú para recibir Tu Palabra! Esta mañana he estado leyendo Efesios 6:17-18, con mucho detenimiento y oración: 
Y recibid el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios; con toda oración y petición orando en todo tiempo en el espíritu, y para ello velando con toda perseverancia y petición por todos los santos.” 
El hermano Pablo usa términos como coraza, calzado, ceñidos los lomos, escudo y dardos (versículos 14-16), yelmo y espada como descripción. Es importante notar dos cosas en relación con el hermano Pablo: Él tenía carga y urgencia; su hablar trasmite cierto tipo de emergencia y de ahí podemos percibir la importancia que el apóstol le daba a la experiencia práctica y real, y la comprensión espiritual y profunda de los creyentes sobre los asuntos mencionados. Además, él no está haciendo un planteamiento teórico de la Palabra, sino una descripción sobre la base de su experiencia como creyente. Su hablar aquí es muy orgánico, lleno de imágenes, ilustraciones y ejemplos. Sólo podemos describir aquello que vemos claramente. Él estaba abierto al Señor y recibía la impartición de Cristo, Quien es el Dios Triuno como el Espíritu. Todo lo que Dios es, todo lo que Dios hace y todo lo que Dios quiere se impartía en Pablo y él lo recibía de la manera apropiada. Él no sólo tenía revelación sino mucha luz. Podemos decir que él tenía una visión madura y completa de la economía de Dios. Es un modelo práctico para todos nosotros.
Pablo sabía describir perfectamente asuntos como la verdad, la justicia y el evangelio desde la perspectiva del disfrute del creyente porque él era un cristiano que estaba lleno de realidad. Él había experimentado al Cristo todo-inclusivo y maravilloso como todos estos asuntos: La salvación práctica y real; la Palabra de Dios como la espada que vence; la justicia como la coraza que protege, la fe como el escudo que nos mantiene alejados del ataque del maligno y la presteza para predicar el evangelio de la paz. Todo esto era real para él y pudo compartirlo descriptivamente con nosotros, como un verdadero testigo.
En el versículo 17 nos habla del “yelmo de la salvación”. Aquí se refiere a la salvación como un yelmo. El yelmo es un objeto que se usaba como protección de la cabeza. La salvación como yelmo es para “proteger nuestra mente, nuestro intelecto contra los pensamientos negativos inyectados por el maligno”. Cuando Satanás insufla preocupaciones, ansiedades y otros pensamientos debilitantes, necesitamos tomar, es decir, experimentar al Cristo salvador como nuestra salvación directamente contra todo esto en nuestra vida diaria (Jn 16:33).
Luego tenemos “la espada del Espíritu”. La espada es el único de todos los elementos de la armadura mencionados que tiene carácter ofensivo, es decir, que sirve para atacar al enemigo. Es maravillosa la manera en que Pablo habla de la salvación como “el yelmo de la salvación”, y de la Palabra de Dios como la “espada del Espíritu”. 
El yelmo de la salvación es la salvación como yelmo, y la espada del Espíritu es la Palabra de Dios recibida y experimentada (con oración) porque la Palabra es el Espíritu, por ello hemos de recibirla con nuestro espíritu. La salvación experimentada es como un yelmo pues protege nuestra mente de todo aquello negativo que el enemigo nos inserta para debilitarnos y alejarnos del Señor como nuestro centro y nuestra realidad, y la espada con que nos oponemos y vencemos a Satanás es la palabra de Dios experimentada como el Espíritu. Continuará en el próximo artículo.
Disfrute de los versículos mencionados en el Nuevo Testamento versión recobro con las notas correspondientes y el Estudio-vida de Efesios, Living Stream Ministry.

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miércoles, 8 de junio de 2011

Disfrute sobre el Cuerpo de Cristo

Esta mañana he estado repasando otra vez el día 4 de la semana 1 de la Palabra Santa para el avivamiento matutino "El hablar de Dios" y algunos de los libros de referencia. He disfrutado mucho este día. ¡He sido lleno del Señor, tan dulce, tan claro, tan rico, tan disfrutable! He orado el punto principal del día y se ha hecho la luz. El Hijo hoy no es ya un individuo, sino un hombre corporativo, el Cuerpo de Cristo. Podemos declararlo a otros, hablarlo a nuestros amigos y familiares, gozarlo en la oración y al orar-leer la Palabra para que la luz sea aún más intensa y nuestra visión más sólida. 
El Cuerpo de Cristo ha sido nuevo y muy refrescante para mí hoy. He pasado tiempo leyendo-orando los puntos principales junto con los versículos de la Palabra. Disfruté mucho a  Cristo como la Persona corporativa, Quien es el Cuerpo de Cristo. Lo he disfrutado como Aquel que es la Palabra de Dios y que puede hablar en / por nosotros al ser miembros de Él y ser uno con Él; he disfrutado   que hablamos el hablar de Dios en el Hijo cuando estamos en el Hijo y somos parte del Hijo, y que  el hablar de Dios en nosotros llega a ser nuestro propio hablar para que impartamos Dios a otros para la edificación del Cuerpo, que es la propagación de Dios y el aumento de Cristo. ¡Esto es estupendo!
Según nuestro concepto humano Cristo es diferente del Cuerpo de Cristo. No obstante, tenemos este versículo en la Biblia, 1 Co 12:12 que dice que el Cuerpo es uno, con muchos miembros y "así también el Cristo". ¿Qué significa esto? De no estar este versículo en las Escrituras, todo fuera muy diferente. ¡Amo la Palabra de Dios! ¡Amo este versículo! ¡Amo la última parte de este versículo!
Aquí vemos al Cristo corporativo: Cristo la Cabeza y Cristo el Cuerpo. La última parte dice "así también el Cristo". Esta frase está llena de revelación y vida. Es tan rica y abundante. Tan reveladora y disfrutable. "...así también el Cristo". Aquí tenemos el Cuerpo que es uno; el Cuerpo que tiene muchos miembros; todos los miembros siendo efectivamente muchos constituyen un solo Cuerpo y finalmente "así también el Cristo". El Cuerpo es uno y así también Cristo es uno. El Cuerpo siendo uno tiene muchos miembros y así también Cristo, siendo uno tiene muchos miembros. Todos los miembros del Cuerpo, siendo muchos, somos un Cuerpo; así también todos los miembros del Cuerpo, siendo muchos, somos un Cristo. Somos muchos en el Cuerpo; así también somos muchos en Cristo. Somos miembros en el Cuerpo; así también somos miembros en Cristo. El Cuerpo es corporativo; así también Cristo es corporativo. 
Es bastante simple comprender que el Cuerpo es una entidad corporativa, ¿pero Cristo...? Hay más luz en el versículo  13: "Porque en un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo Cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu". Este versículo es maravilloso pues dice que estamos en el Espíritu y por ende hemos sido introducidos dentro del Cuerpo y que este Espíritu está dentro de nosotros. Hemos de leer la Palabra de Dios según la propia revelación de la Palabra de Dios, sin prejuicios, sin olvidar nuestro espíritu y sin interpretaciones privadas, pues tendriamos velos y no recibiríamos la revelación y el disfrute contenidos en la Palabra.
El Dios Triuno se encarnó en la Persona de Jesús, que vivió en la tierra como hombre genuino sin dejar de ser Dios y murió en la cruz para resucitar, llegando a ser el Espíritu vivificante que mora en nosotros y nos regenera, nos transforma, nos renueva, nos santifica y nos glorifica. ¡Aleluya! 
¡Gracias, Señor por este proceso para alcanzarnos y llenarnos de Ti! ¡Gracias que tienes un plan único que nos incluye verdaderamente! ¡Gracias que hoy somos uno contigo en Tu vida y en tu naturaleza
Una vez que el Espíritu está en nuestro espíritu, se mezcla con nosotros hasta llegar a ser un solo y mismo espíritu con nosotros (1Co 6:17). Cuando esto ocurre nacemos de nuevo. Nacemos como nuevas criaturas porque la vida de Dios, vida nueva y divina, nos es incorporada, agregada y llega a estar mezclada, compenetrada con nosotros. ¡Oh, Señor Jesús! Este nuevo nacimiento de ninguna manera tiene el propósito o la meta de que lleguemos a ser un producto individual sino un Cuerpo. La vida divina de ningún modo produce en nosotros resultados individuales sino corporativos. 
La vida divina, en Su fluir único, produce el Cuerpo de Cristo que en Su consumación llega a ser la Nueva Jerusalén. Toda nuestra historia como cristianos tiene que ver con la edificación del Cuerpo, la edificación de Su morada, Su esposa, que es Cristo en nosotros, Cristo expandido, Cristo reproducido, Cristo extendido y ampliado. Así como Eva provino de Adán y por ello eran uno y enteramente compatibles, de la misma especie, así el Cuerpo de Cristo proviene de Cristo y es enteramente compatible con Él. ¡Alabamos al Señor! Hoy como miembros de Cristo, Quien es la Palabra de Dios, podemos hablar nosotros la Palabra de Dios. La Palabra de Dios llega a ser nuestra Palabra cuando disfrutamos al Señor, lo experimentamos, lo aplicamos y lo vivimos.
Hoy Cristo es la Cabeza del Cuerpo y el Cuerpo de la Cabeza. La Cabeza y el Cuerpo, el organismo del Dios Triuno. ¡Señor, abre nuestros ojos para que nos abramos a Ti! ¡Gracias por Tu maravillosa economía! ¡Gracias por Tu plan que supera todas las cosas! ¡Gracias por Tu administración, que  consiste en Tu impartición en nosotros para hacernos Tú en vida y naturaleza! ¡Gracias porque hoy eres un Cristo extendido y ampliado para incluirnos! ¡Gracias porque hoy Te disfrutamos, Te experimentamos, Te tomamos como nuestro Todo y Te compartimos espontáneamente como nuestro hablar y nuestro brillo! ¡Amén!
Disfrute del avivamiento matutino "El hablar de Dios"

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La Esencia de la Biblia

En la entrada anterior compartimos nuestro disfrute acerca de la palabra como contenido de nuestra oración y brevemente los resultados de recibir la Palabra con oración. Hoy compartimos algunas consideraciones adicionales que esperamos nos lleven a orar el asunto y que seamos impresionados de manera nueva con la esencia de la Palabra de Dios para tener un disfrute nuevo y luz adicional. 
La Biblia tiene una faceta física, exterior, y una esencia espiritual. La manera en que veamos la Biblia y experimentemos la Biblia determinará la forma en que tomemos la Biblia. Nuestra visión de la Palabra de Dios marcará la manera en que recibamos la Palabra de Dios. Nuestro comportamiento con respecto a la Palabra de Dios, las Escrituras Santas, concordará con aquello que hayamos visto respecto a la Palabra y en la Palabra.
Exteriormente, la Palabra de Dios es pensamientos, ideas, enseñanzas (doctrinas) e historia de sucesos y acontecimientos, letra en prosa, poesía, con características literarias y estilos diversos. Cualquier palabra escrita, redactada e impresa por los hombres puede aparecer en un periódico, en una revista o en cualquier libro que se vende hoy. La palabra en este contexto es esencialmente informativa; trasmite principalmente pensamientos. Sin embargo, la Palabra de Dios tiene una esencia que la hace única y es maravillosa. Necesitamos ver y ser impresionados con la esencia de la Palabra de Dios, tener luz para poder ver la esencia diferencial y maravillosa de la Palabra de Dios con respecto a la palabra de los hombres. Esto determinará nuestro éxito o fracaso en nuestra comunión con Dios en Su Palabra; también determinará la naturaleza de nuestra constitución y realidad interiores.
Como creyentes, como hijos de Dios, como miembros del Cuerpo y como personas que hemos recibido la vida divina en nuestro espíritu y disfrutamos a Cristo diariamente como nuestra salvación, tenemos que confesar la gran importancia de este asunto que  marcará el tipo de relación que llevemos con nuestro Amado. La esencia de la Biblia es el aliento divino (2Ti 3:16), la leche espiritual (1P 2:2), el pan de vida (Mt 4:4), Espíritu y también vida (divina) (Jn 6:63) y Cristo, Quien es Dios mismo (Jn 1:1).
Necesitamos tanto leer la Palabra, y tocar al Señor, Quien es el Espíritu en nuestro espíritu, y ser llenos de ese Aliento para ser llenos de Dios mismo. ¿Algún cristiano genuino podría oponerse a ser llenos de Dios al leer la Palabra? ¡Es tan maravilloso ser llenos de Dios, rebozar de Dios, de todo lo que Dios es; todo lo que Dios tiene y todo lo que Dios ha logrado, para ello hemos de recibir la Palabra con oración!
La Palabra es esencialmente Espíritu y vida. Todas las Palabras en la Biblia “son Espíritu y son vida”. No sólo algunas de ellas; no sólo nuestras porciones favoritas; no sólo las partes que conocemos o aquellas que parecen confirmar o apoyar nuestros conocimientos, inclinaciones u opiniones. ¡No! Toda la Biblia es Espíritu y es vida. Toda la Escritura es inspirada por el aliento de Dios y trasmitida por el aliento de Dios. Toda la Escritura es el aliento de Dios trasmitido, espirado e inspirado. Ahora ¿qué parte de ella es Espíritu y vida? Toda las Palabras que han sido habladas por el Señor son Espíritu y son vida. ¿Qué parte de ella es leche y pan? ¡Toda la Palabra es leche espiritual y pan de vida, y por ella vive el hombre! ¿Qué parte de ella es Cristo? ¡Toda la Palabra! ¿Qué parte de la Palabra necesitamos recibir con oración? Toda la Palabra, todas las palabras de la Biblia, porque toda la Palabra es Espíritu. ¡Toda! Hemos de recibir la Palabra con oración. Nuestra lectura de la Palabra debe tener motivos puros y una necesidad genuina delante de Dios: Tener comunión con Dios para ser saciados con Dios mismo, y recibir a Dios para ser llenos de Dios. Hemos de buscar la Palabra con hambre y con sed. Hemos de leer comiendo la Palabra. El hermano Lee decía: "Necesitamos aprender a venir a la Biblia todos los días acudiendo a Dios". 
¡Oh, Señor, qué maravillosa es Tu Palabra! ¡Abre nuestros ojos para ver la esencia de Tu Palabra! ¡Que recibamos Tu Palabra, Señor, en oración! ¡Que vayamos a Ti, Señor, cada vez que vayamos a Tu Palabra! ¡Cuánto Te necesitamos, Señor, para recibir, comprender y tener luz en Tu Palabra! ¡Señor, abre nuestros ojos para que tengamos comunión contigo en Tu Palabra! 
Disfrute del Estudio-vida de Efesios, por Witness Lee y los versículos citados con sus respectivas notas en el Nuevo testamento versión recobro.


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domingo, 5 de junio de 2011

Orar-leer la Palabra de Dios

Orar es algo que todos los cristianos verdaderos hacen y conocen. Es usual y familiar para ellos. Por otro lado la Palabra de Dios es revelada por Dios mediante el Espíritu Santo a muchos hombres que escribieron (2Ti 3:16). En esto también estarían de acuerdo todos los cristianos verdaderos. Sin embargo, la oración y la Palabra como asuntos unidos no es algo tan conocido ni tan practicado por los cristianos. Aún así, muchos hombres y mujeres de Dios a lo largo de los años han testificado del beneficio cosechado al orar la Palabra. Mucha luz, nutrimento, revelación y fortaleza han tenido al recibir la Palabra con oración, al orar con la Palabra, y leer orando u orar leyendo. Muchos de estos hombres han descubierto el misterio y la clave de ser apropiadamente alimentados con la Palabra de Dios al orar con ella: El apóstol Pablo, Jean (Madame) Guyon, George Müller, Witness Lee… entre otros.
Usar la Biblia como el contenido de nuestra oración, petición y súplica al Señor es algo que decenas de miles de cristianos en la toda la tierra practican hoy y aún así ha sido una práctica relativamente olvidada desde los tiempos del apóstol Pablo y que está comenzado a ser descubierta y recuperada por muchos creyentes hoy como un tipo de oración genuina y aconsejable. No es conforme al pensamiento y lógica naturales pero es conforme al pensamiento de Dios.
La Biblia enseña de manera directa que la Palabra revelada y la oración pueden (y deben) ir juntas (ver Ef 6:17-18; Jn 15:7) y brinda ejemplos en el Antiguo Testamento de hombres de Dios que oraron con la Palabra de Dios. Al usar la Palabra de Dios la oración se fortalece, se centra y se eleva, además, al leer la Palabra de Dios con oración recibimos luz y somos alimentados espiritualmente con la Palabra, pues al orar la Palabra tocamos la esencia de la Palabra, que es Espíritu y vida (Jn 6:63). Este alimento llega a constituirse en nosotros. Esta constitución es Cristo mismo como la Palabra forjado en nosotros. Esta es la mejor manera para que crezcamos en vida (1P 2:2). En los próximos días estaremos compartiendo nuestro disfrute acerca de Orar-leer la Palabra de Dios.
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