sábado, 9 de junio de 2012

Cuando amamos al Señor como el primer amor nos arrepentimos y hacemos las primeras obras, que son nuestro testimonio como candeleros que alumbran Cristo


Cuando la maravillosa Persona del Señor Jesucristo es revelada a nosotros, no podemos menos que amarlo y adorarlo hasta lo más. Cuando vemos, tocamos, disfrutamos y experimentamos al Señor quedamos rendidos a Sus pies. Esta experiencia es de un profundo gozo y regocijo, genera alabanzas, exclamaciones de júbilo y muestras de amor triunfante. Nuestro primer amor en todos los casos es personal, nunca es hacia algo abstracto como un sentir, o pensado racionalmente, como una obra correcta, la belleza académica, la gran dignidad ética o una afirmación descriptiva de gran lustre estético. No es así en la práctica. 
Nuestro amor es profundamente humano y es hacia la Persona del Señor. Nuestro amor, que experimentamos y disfrutamos en nuestro espíritu regenerado con el Espíritu del Señor, es de la misma naturaleza maravillosa, misteriosa, extática e indescriptible. Nuestro amor emana de la misma Persona del Señor, de Sus características, Su dulzura, Su hermosura, Su carácter único y especial, Su “olor”. ¡Amamos al Señor, aleluya!
No hemos percibido ni conocido al Señor en Su plenitud aún, pero lo que tenemos, lo que hemos visto, tocado y conocido es absolutamente suficiente para estar “enfermos de amor” (Cnt 2:4-5). Todo nuestro amor emana de la visión que tenemos del Señor. Este es el primer amor, cuando el Señor es lo primero para nosotros; cuando Él es nuestro centro y aporta significado a todo lo demás; cuando Él no sólo es la fuente de nuestra vida, sino la fuente de todo sentido y realidad; cuando estamos llenos de Él, cautivados, extasiados, exultantes, maravillados, en lo alto, unidos completamente a Él, y Él es el dueño de todo lo que somos y tenemos. En Cantar de los cantares vemos que la bandera, el estandarte que el Señor extiende sobre nosotros es amor. Esto significa que el amor es nuestro lema y que todo lo que hacemos se basa en este amor. Sólo entonces nuestras obras serán conformes a este amor, que es el mejor amor. No vemos ni podemos aceptar nada inferior a esto. ¡Amén!
Nuestras obras están estrechamente relacionadas con el tipo de amor que conocemos. El primeramor produce la primeras obras (Ap 2:4-5). En Efesios 4:15-16 vemos a los miembros del Cuerpo de Cristo funcionando (obras de fe, no obras de la carne) apropiadamente. Estas causan el crecimiento del Cuerpo. Como el crecimiento sólo lo puede dar Dios, vemos que este funcionar es en amor, es decir, ocurre en la esfera divina, en la esfera de la experiencia de Dios, del amor de Dios, y como producto del mismo, es decir, “en amor”. Estas “primeras obras” no son algo visible para obtener reconocimiento y elogios, sino llevadas a cabo en secreto, como las coyunturas operan en secreto. Si el amor no es nuestra motivación nuestras obras no son las obras de amor. Cuando el amor de Dios está presente, toda obra edificará la iglesia, es decir habrá acoplamiento real, entrelazamiento, compenetración armoniosa y no habrá opiniones, disensiones ni divisiones. No podrán existir cruzadas personales; necesidades insanas de reconocimiento y prevalencia sobre otros; no encontraremos que nuestras palabras por sí mismas o las maneras específicas de hacer algo serán el centro para los santos, ni veremos a los santos esperar reconocimientos y posición de parte de los demás. 
Cuando la motivación es el amor de Dios experimentado, para hacer las obras en Cristo, en vida y en amor, entonces no tendremos nada que nos divida los unos de los otros, ni unos serán superiores a otros en términos jerárquicos-religiosos, tampoco podremos hallar obras “individuales” ni aspiraciones ni a hermanos “haciendo carrera”; sólo el crecimiento del Cuerpo, en todo en Él, en amor, la bendición de Dios que es la presencia todo-inclusiva y todo-extensiva de Cristo en todos y cada uno. Esa plenitud estará en nuestra experiencia, y disfrutaremos el rebozar del Espíritu y la pureza de Cristo, lo que producirá el testimonio auténtico, que glorifica (expresa) a Cristo y cautiva a todos. Esto es un hecho y podemos estar confiados que el amor de Dios es una bandera, un estandarte sobre todos nosotros, manifestando y exhibiendo que somos amados de Dios y amados por Dios y más que vencedores (Ro 8:31-39), tendremos en /entre nosotros este amor que todo lo conquista y que prevalece sobre todo.
En este caso, el enemigo será vencido, con su poder sobre el sistema actual, sus patrañas astutas, de mentiras y confusión. Este amor, experimentado, expresado y modelado es nuestro testimonio. Nuestro testimonio es Cristo mismo expresado en nosotros. Cuando estamos llenos de Cristo, ligados en comunión apropiada a la Cabeza en todo, sin reservas, dobleces, tesoros ocultos, preferencias paralelas y gustos ajenos, somos la expresión de Cristo; nuestro corazón resplandecerá con el evangelio de la gloria de Dios (2Co 4:4, 6), sin velos ni cegado por el dios de este siglo, y los hombres verán esta luz, y seremos los candeleros hoy, aquellos que reflejan a Cristo como la luz de los hombres para que ellos vean y sean conducidos a la salvación y finalmente la plenitud de Cristo, cautivados por Dios completamente.¡Amén!
Inspirado en La palabra santa para el avivamiento matutino
"Tomar la iniciativa como ancianos y hermanos responsables",
semana 1 , "Tomar la iniciativa de ser modelos
y de amar al Señor con el primer amor", día 3,
vía
- Estudio-vida de proverbios, Eclesiastés y Cantar de los cantares, mensaje 11;
- El Cantar de los cantares, capítulo 1;
- Estudio de cristalización de Cantar de los cantares, mensajes 1-2;
- La vida y la edificación como se presentan en Cantar de los Cantares, capítulos 2-3;
- Estudio-vida de Efesios, capítulos 8-10, 75.
Todo disponible online en Living Stream Ministry


viernes, 8 de junio de 2012

Amar al Señor con el primer amor es darle al Señor la preeminencia y que Él sea el todo en nuestra vida


Al ser modelos de Cristo, debemos tomar a Cristo como lo primero para nosotros; para ser modelos de Cristo, hemos de amar a Cristo con "el primer amor" (Ap 2:4), el mejor amor, la clase de amor que hace que estemos llenos de él, lo anhelemos, lo tomemos en cada cosa. y que Cristo sea el todo para nosotros en la práctica. 
AMAR al Señor con el primer amor, darle EL PRIMER LUGAR en todas las cosas...
- Es arrepentirnos y hacer las primeras obras, cuando el Señor ha dejado de ser lo primero y el todo para nosotros, que son las obras que proceden del primer amor (Ap 2:5; 1Ts 1.3; 2Co 4:5).
- Es tener una relación personal, afectuosa, íntima y espiritual con el Señor (Cnt 1:1-4).
- Es llevar una vida diaria de avivamiento matutino para la satisfacción de nuestro Señor, al entregarnos completamente a Dios  (Sal 110:3), hablar fielmente las palabras de Dios, según la dirección de Dios, escuchar obedientemente a Dios y sin reservas  (Is 50:4-5) y tener  comunión con Dios, procurando Su voluntad y Su beneplácito para servirle en el evangelio (Mr 1:35).
- Es mantener un vivir de consagración, como los nazareos de hoy, apartados para Dios y saturados de Dios para ser bendición para los otros hijos de Dios al impartirles a Dios mismo en Su Trinidad Divina (Sal 110:3; Nm 6:1-9, 22-27).
- Es llevar una vida de oración (1S 12:23; Mt 6:6; 14:22-23; Dn 6:10; 2:17-18; 1Ti 2:1; 2Ti 1.3; 1Ts 5:17).
- Es amar la Palabra de Dios teniéndola como nuestro tesoro, pasar tiempo en ella, pensar y reflexionar en ella (Sal119:11, 14-15, 23, 48, 72, 78, 97, 99, 111, 113, 119, 127, 140, 147-148, 159, 162-163, 165, 167).
- Es gobernados de manera directa y sin ningún otro intermediario por Dios, ya que Él está en nosotros (Ex 33.11; 14; 13.21-22, 2Co 2.10).
. Es amar la iglesia en el Cristo que ama la iglesia (Ef 5:25; 2Co 12.15; 1co 16:24).
- Es amar el ministerio que edifica la iglesia (2 Co 8:5; 1 Jn 1:3 Ef 4:11-12).
- Es vivir, andar, servir y ministrar en nuestro espíritu (Ga 5:25; Fil 3.3, 2Co 3:6; Zac 4:6; Jue 9:9; 1S 2:30).
- Es tomar al Señor como la fuente de aguas vivas. Esta es la intención de Dios en Su economía, convertirse en la fuente, el origen, el grifo de donde emanan las aguas vivientes para impartirse en Sus escogidos, para el disfrute de Su pueblo, y que la iglesia, que es el complemento, el aumento (agrandamiento) y la expresión de Cristo, sea producida, llegando a ser Su plenitud.
- Es comerlo a Él, como el árbol de la vida, que significa disfrutarlo a Él como suministro de vida, siendo el asunto más importante de nuestra vida de iglesia (Ap 2:7).
- Es contactarlo, tomarlo, recibirlo, gustar de Él y disfrutarlo continuamente (Is 57:20 nota 1).
- Es tomarlo como nuestra centralidad, es decir, nuestro centro que une todo lo demás, lo vertebra y aporta sentido a todo lo demás.
- Es tomarlo como nuestra universalidad, es decir, nuestro todo, el centro, el contenido, el significado, la esencia, la circunferencia y todo de nuestro universo personal (Col 1.17, 18).
- Es agradar al Señor en todas las cosas. Ese, en una relación y experiencia normales con / en el Señor, ha de ser nuestro empeño y aspiración, viéndolo como un honor y reconociéndole su significado preponderante, su efecto trascendente y su valor supremo sobre todas las demás cosas (2Co 5.9; Col 1:10; He 11.5-6).
- Es no tener obstáculo alguno entre nosotros y Dios, como “un cielo despejado a manera de cristal en el cual está el trono de zafiro de Dios”. Esto se refiere a estar llenos de la “atmósfera (ambiente), condición y situación celestiales de su presencia reinante, permitiéndole que el gobierne y reine en nuestro interior (Ez 1.22, 26).
- Es asirnos de Él tomándolo como la Cabeza, lo cual es que tenemos que permanecer íntimamente vinculados, relacionados con Él como Aquel que reina sobre nuestra vida en todos sus aspectos y rincones, dejándolo tomar todas las decisiones y establecer todas la prioridades en ella, pidiendo “el consejo de Jehová” en cada detalle de nuestra vida y obra cristianas (Col 2:19; Jos 9:14; Fil 4:6-7).
- Es dar la preeminencia a Dios como el fluir de vida que experimentamos, que es el fluir, la dirección y el mover del señor Jesús en todo lo que somos y hacemos en nuestro interior, entonces en la práctica, de manera muy prevaleciente, notable y visible, Él reinará en nosotros en nosotros como Aquel que resplandece, redime, reina, fluye e imparte el suministro, estando nosotros identificados plenamente con Él disfrutando todo lo que Él es y hace (Ez 47:1; Ap 22:1-2).
- Es “ser dominados, gobernados, dirigidos, guiados y movidos por nuestro espíritu mezclado”, disfrutando el reposo verdadero como cautivos Suyos verdaderos (2 Co 2:13-14).
- Es “entronizarlo con nuestras alabanzas”, que es lo más elevado, y sublime que los hijos de Dios pueden hacer (Sal 22:3; 119:164; 34:1).

Disfrute inspirado por la Palabra santa para el avivamiento matutino,
Tomar la iniciativa como ancianos y hermanos responsables,
Semana 1, días 3-6,
vía El Cantar de los Cantares, por Watchman Nee, capítulo 1;
Estudio de cristalización del Cantar de los cantares, mensajes 1-2;
La vida y la edificación se presentan en Cantar de los cantares, capítulos 2-3;
Los vencedores, capítulo 2-3 y
The Collected Works of Watchman Nee.
Disponible online en Living Stream Ministry


Debemos ser modelos apropiados y vivientes de Cristo en la tierra


Todos los creyentes, sin importar la edad, su crecimiento en la vida divina, su madurez natural, el tiempo en que han sido salvos y su trasfondo cultural, son hijos de Dios y miembros del Cuerpo de Cristo. Todos somos de la familia de Dios. Así que, en ese sentido, todos debemos recibir la Palabra de urgencia en cuanto a ser modelos, llegar a ser modelos, es decir, que son aquellos que muestran a Cristo a otros, como hijos genuinos que somos. Un modelo es alguien cuya función es modelar, entiéndase mostrar, lucir algo. El modelo pierde su identidad como tal, una vez despojado de aquello que modela. Modelo también es patrón, ejemplo de algo. Hemos de ser personas que muestran a Cristo a otros y que son ejemplos al hacerlo.
Cuando reflejamos a Cristo, los que están a nuestro alrededor saben de manera espontánea que tenemos algo diferente, que contenemos algo que ellos no poseen y que ese algo es maravilloso y superior. Ellos llegan a conocer a Cristo mediante nosotros, mediante nuestro vivir y hacer. Por ello hemos de estar dispuestos y debemos aspirar a ser modelos eficaces y cabales del Cristo estupendo, dulce, maravilloso y amoroso que mora en nosotros. Los modelos enseñan a otros en Sus virtudes humanas los atributos divinos de Dios. Un modelo auténtico no es aquel que ha transformado y condicionado sistemáticamente su exterior siguiendo una disciplina religiosa, sino aquel que se ha entregado completamente a Dios y lo vive, para expresarlo, llegando ser él mismo la expresión de Dios.
El Señor Jesús fue un modelo. 
El Señor "disfrutó al Padre como la gracia más rica y el amor más dulce" para de esta manera vivir por causa del Padre y para expresarlo. Todos los que vieron a Jesús vieron al Padre, pues Él modelaba al Padre. No sólo vivía por el Padre, sino que este mismo vivir era la expresión del Padre. Pedro dijo que nosotros debemos ir en pos del Señor, Quien es nuestro modelo, para ser Su reproducción (1P 2:21). Según Juan, "como Él es, así somos nosotros en este mundo" (1Jn 4.17)
Pablo fue un modelo.
Pablo fue un creyente que vivió a Cristo. Para Pablo, Cristo no era muy importante, ni siquiera era lo más importante para Él, sino que cristo era el mismo vivir de Pablo, lo cual es algo superior a lo anterior, así que Pablo era alguien que vivía a / por Cristo y lo expresaba, así que los creyentes podían ver a Dios en Pablo. La gloria de Dios era la expresión de Dios en Pablo. Esto significa que Pablo magnificaba a Cristo. ¡Qué vivir el de Pablo! ¡Qué ejemplo práctico tan elevado y puro el de Pablo para nosotros! Todo esto era así no por la virtud natural o el esfuerzo titánico de Pablo. Esto llegó a ser así "por la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo" en Pablo y para el bien de todo el Cuerpo de Cristo.
Pablo le encomendó a Timoteo que fuera un modelo, y a nosotros.
Timoteo fue un modelo, según Pablo le encargó, "en palabra, conducta, amor, fe y pureza" (1 Ti 4:12). Todos debemos ser imitadores de Dios, como hijos amados, no por nuestra vida natural sino por Su vida divina en nosotros. Es por la vida divina que nosotros podemos ser perfectos como nuestro Padre es perfecto, no por ningún sistema o receta exterior (Mt 5:48). También debemos ser imitadores de Cristo, como Pablo lo fue. Nosotros imitamos  aquellos que imitan a Cristo. Esta es la única razón para hacer esto. Sin Cristo, imitar a un hombre no tiene ningún sentido, pero Pablo era un modelo para nosotros establecido por Dios entre nosotros y para nuestro bien (1Co 11:1, 4:16).
Los Tesalonicenses eran un modelo corporativo. 
Eran un modelo para los otros creyentes. Aquellos que eran imitadores de los apóstoles llegaron a ser modelos para los demás. Ellos eran imitadores de las iglesias y al mismo tiempo modelo para las iglesias; lo segundo por causa de los primero (1 Tes 1:6; 2:14). Como el apóstol enseñaba lo mismo en todas las iglesias, así que el testimonio de Jesús era el testimonio común y único.

Disfrute inspirado por la Palabra santa para el avivamiento matutino,
Tomar la iniciativa como ancianos y hermanos responsables,
Semana 1, días 1-2,
vía Entrenamiento para ancianos, libro 1: El ministerio del Nuevo testamento, capítulo 3;
Estudio-vida de 1 tesalonicenses, mensajes 12-13;
The Collected Works of Watchman Nee y
Speaking Christ for the Building Up of the Body of Christ, capítulo 3.
Disponible online en Living Stream Ministry



jueves, 17 de mayo de 2012

La Palabra es el mismo aliento de Dios; es Espíritu y es vida


Toda la Escritura es inspirada. Toda la Escritura es inspirada por el aliento de Dios (2 Ti 3:16), exhalada desde el mismo ser de Dios. Toda la Biblia es la inspiración de Dios al hombre, la transmisión de todo lo que Dios es, el hablar de Dios, el Espíritu de Dios y la vida de Dios (Jn 6:63).  En ella se encuentra el elemento mismo de Dios (Jn 4:24). Ningún cristiano genuino puede decir que ciertas porciones de la Biblia tienen un origen diferente a otras, porque toda la Escritura fue dada por Dios a los hombres, así que en su totalidad es la transmisión de Dios, quien se da a conocer a los hombres. En este proceso intervinieron hombres diferentes, y aún fueron usados idiomas diferentes pero esto no afecta al hecho de que es Palabra de Dios, aliento de Dios
La Palabra es Espíritu y vida. Existe la tendencia natural de considerar a las Escrituras únicamente como algo que  transmite información en forma de ideas, procedimientos, tradiciones..., de la misma manera que cualquier periódico o revista. Las Escrituras podemos leerlas, pensarlas, memorizarlas, traducirlas, analizarlas poéticamente, gramaticalmente... En estos términos, claro está que ellas dicen algo que evidentemente está escrito, registra hechos y los comunica. En las Escrituras está el pensamiento de Dios, se comunican Sus conceptos, Su forma, Sus intenciones. Allí también podemos encontrar el reflejo o señal de Su perfección y pureza inimitable..., algunas alegorías, figuras de Dios, tipos divinos y símbolos que se refieren a Dios mismo. Esto no sólo hemos de admitirlo, sino que como creyentes hemos de conocerlo. Ahora, esto no explica la verdadera naturaleza de la Palabra revelada de Dios, y por ende tampoco nos muestra Su función y propósito. 
Las Escrituras tienen la esencia de Dios, son Su mismo aliento, no están separadas de Dios, como nuestro aliento no es ajeno a nosotros. Ellas son Espíritu, no ideología; y es vida, no mecanismos psicológicos de bienestar. La Palabra es espíritu y es vida. Todas ellas lo son y son inspiradas por el aliento de Dios. No algunas son el aliento de Dios sino "toda la Escritura". 
Cuando nos acercamos a ella con un corazón dispuesto y un espíritu abierto podemos tocar algo divino. Podemos contactar a Dios en la Palabra y recibir vida, que es Cristo mismo según Juan 14:6. Lo principal en cuanto a la Palabra, desde la perspectiva de nuestra experiencia, es que hemos de contactar, disfrutar, experimentar a Dios en ella. La Palabra nos comunica ideas, sin embargo, si tenemos una mente clara y sobria y ejercitamos nuestro espíritu tendremos un contacto apropiado con la Palabra revelada, por ello, aunque hemos de estudiar la Palabra cuidadosamente y con responsabilidad, la base para todo esto es que más que estudiar hemos de recibir la Palabra (Ef 6:17-18) para contactar a Dios con nuestro espíritu. De esta manera no sólo aprenderemos algo, sino que recibiremos una revelación, y más aún, algo del elemento divino revelado y comunicado por Su Palabra a nosotros. Esta es la manera de tomar la Palabra de Dios, con oración y en nuestro espíritu para tener comunión con Dios y ser salvos a cada momento, y que la salvación de Dios esté en nosotros y podamos servirle apropiadamente.
Si ignoramos que la Palabra es Espíritu y es vida pasarán los años y habremos empleado mucho esfuerzo y horas de estudio, y no habremos descubierto la verdadera esencia y función de la Palabra; habremos recibido mucha doctrina y nada de vida; nos hallaremos muy informados y completamente muertos; seremos historiadores expertos, literatos expertos, sistematizadores expertos, aún tendremos mucho material para discutir y muchas razones para hacerlo. Amaremos prevalecer, enseñar, mostrar lo que tenemos, desarrollaremos adicción a la jefatura y los honores. Ahora hay tres asuntos de los que sabremos nada, Cristo, Cristo y Cristo.
En el interior de todos nosotros existe una necesidad. Es algo aparte del mero conocimiento, el aprendizaje o nuestra capacidad mental. Es algo más. Ese "algo más" es Cristo. Todos anhelamos en nuestro interior el contacto con el Señor, la experiencia básica y maravillosa de la salvación en nuestro interior, el llenar y rebozar del Espíritu y la vida divina abundante (Fil 1:22-23); el disfrute del Cristo extensísimo y todo-inclusivo, que es el elemento del Cuerpo, la esencia de la Palabra, la expresión de Dios, la Cabeza del Cuerpo (Col 1:18), Quién además es el espíritu vivificante que mora en nuestro espíritu. Cristo no es un ser ficticio, un resultado poético o simbólico, ni una derivación literaria. Tampoco es una construcción teológica o una referencia filosófica ideal, sino una Persona real, suficiente y extenso, que es la Verdad, diferente y contrario a la religión y sus leyes.  (Ga 3:15-29).
¡Cuánto necesitamos detenernos una vez más y abrirnos al Señor como niños! ¡Permitirle al Señor que nos escudriñe una vez como si fuera la primera vez! ¡Señor, nos abrimos a Ti una vez más! ¡Alumbra nuestro interior! ¡Cuánto Te anhelamos! ¡Reenfócanos y redirígenos! ¡No podemos hacerlo por nosotros mismos no importa cuánto nos esforcemos! ¡Por ello venimos a Ti con urgencia! ¡Oh, Señor Jesús! ¡Gracias por Tu revelación divina a nosotros! ¡Gracias que ya no eres un Dios oculto y desconocido! ¡Gracias que estás accesible a nosotros y estás en nosotros! ¡Cuánto te amamos! ¡Gracias porque eres un Dios expresado, revelado, mostrado y comunicado! ¡Inclúyenos en Tu edificación! ¡Abre nuestros ojos! ¡Danos un nuevo comienzo, Señor! ¡Abre Tu Palabra a nosotros! ¡Amén!

Referencias:
Estudio-vida de Génesis, mensaje 1.
La PSAM "El corazón de la revelación divina", semana 1.

miércoles, 22 de febrero de 2012

El evangelio de Pablo está contenido en Mateo, Lucas, Marcos y Juan y va más allá


El evangelio de Pablo (Ro 16:25) que proclama a Jesucristo, según la revelación dada por Dios a él y que estaba en silencio desde tiempos eternos, ha sido dado a conocer a nosotros en esta era y completado por medio del apóstol. Este evangelio incluye todos los aspectos incluidos en Mateo, Marcos, Lucas y Juan.  
En Mateo podemos ver temas tales como el Reino, los ciudadanos del Reino, Jesucristo como el Salvador-Rey, venido para introducir a los creyentes en Dios para ser ciudadanos del Reino de los cielos (Ap 1:9), para ellos comisionó a Sus discípulos a salir y hacer discípulos a todas las naciones bautizándolas en el nombre del padre, y del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28:19), con la autoridad del Rey celestial (Mt 28:18) para que las personas salgan del mundo y sean introducidas en el Espíritu Santo, la realidad del Dios Triuno (1Co 12.13) para ser ciudadanos del Reino.
En Marcos vemos al Señor revelado como el Salvador-Esclavo mandando a los creyentes que salgan a proclamar el evangelio a toda creación (Mr 16:15) para redimir y salvar a los hombres (el centro de la creación) de la vanidad y la esclavitud de la corrupción para venir a disfrutar de la libertad de Su gloria, dentro de la nueva creación (Mr 10:45). En este libro el evangelio predicado hace que las personas de la vieja creación sean constituidas como los miembros de la nueva creación. Aquí el Señor nos sirve al redimirnos y salvarnos para ser devueltos a Dios. En este libro vemos la creación caída, como situación grupal y colectiva.
En Lucas vemos al Señor como el Salvador-hombre. Este hombre perfecto cumple la obra redentora de Dios, como hombre, por medio de Su muerte y resurrección y envía a los discípulos que proclamen a todas las naciones, en Su nombre, el arrepentimiento para el perdón de los pecados para que los hombres caídos sean redimidos y regresen al camino de la paz para disfrutar de la bendición de Dios, preparada de antemano por Él conforme a Su economía eterna (Lc 24:46-47; 1:77-79). En Lucas vemos a los hombres caídos necesitados de la redención de Dios para regresar a la senda de paz.
En Juan vemos la mezcla del Dios Triuno con los creyentes para producir el Cuerpo de Cristo (Jn 20:3). Somos los miembros de Cristo como somos pámpanos en la vid y debemos llevar fruto para la edificación del Cuerpo (Jn 15:16). 
Pablo va más allá y su evangelio constituye el evangelio básico. En las epístolas y ministerio de Pablo vemos que la edificación del Cuerpo es el aumento de Cristo y Su expresión. Ambos aspectos alcanzarán Su consumación en la Nueva Jerusalén (Ro 14:17, 8:10, 6, 11, 12:4-5; Ga 5:21, 3:14, 28, 4:19, 6:10, 16; 3:2, 5, 14; Ef 1:3, 7, 1:22-23; 1Co 15:45; 2Co 3:17).
Hoy el evangelio de Dios, la verdad de Dios, Su plan, Su administración, es decir, Su economía ha sido desvelada al hombre. Ya no está en silencio, sino que es conocido. ¡Aleluya! Hoy el Reino está en nosotros y entre nosotros. La expresión y la esfera del Reino es Su iglesia. Amamos la iglesia y necesitamos experimentar Su iglesia, conocerla. ¡Necesitamos abrirnos al Señor para que Él nos revele Su iglesia y la realidad de Su Cuerpo, para ser verdaderamente uno con Él y con el apóstol!
¡Señor, abre nuestros ojos para que veamos la realidad intrínseca de tu iglesia! ¡Anhelamos conocer Tu Cuerpo! ¡Señor, no permitas que estemos estancados sino que vayamos adelante contigo! ¡Gracias por Tu Palabra viviente! ¡Gracias que Tu Palabra es Espíritu y vida! ¡Gracias por nuestra nueva ciudadanía! ¡Despiértanos Señor para seguir creciendo en Ti! ¡Queremos llegar a ser miembros funcionales de Tu Reino! ¡Enséñanos a depender de Ti y a obedecerte de manera apropiada! ¡Gracias que eres nuestro Salvador-Rey-Esclavo-Hombre-Dios, que llevas a cabo nuestra redención y salvación completa, práctica, eficaz y confiable! ¡Gracias por Tu evangelio! ¡Amén!
Inspirado por La palabra santa para el avivamiento matutino, semana 9, intitulada La cuarta gran columna: El evangelio (2), el centro del evangelio de Pablo.

Lectura adicional (Living Stream Ministry): 
- Estudio-vida de Gálatas.
- Estudio de Cristalización de la epístola a los romanos.
- Obtener el Nuevo Testamento de estudio versión recobro en español en Torrente de vida España
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lunes, 20 de febrero de 2012

Somos justificados por la fe en Cristo y llegamos a ser uno con Él


Ayer en la tarde hemos estado reunidos en un hogar con algunos hermanos.  Invocamos juntos el nombre del Señor, oramos juntos, leímos un versículo con mucha oración. ¡Experimentamos un Cristo tan abundante! Al llegar a la reunión nuestra mente estaba llena de preocupaciones y casi no podía estar quieta, divagaba todo el tiempo y nuestra boca hablaba de ellas. Además, estábamos cansados. Nos sentíamos absorbidos y ocupados con malas noticias, pesimismo y planes.
En la reunión no hubo una larga sesión de discursos, ni recibimos la enseñanza teológica de ningún especialista. Nadie nos exigió que debíamos dejar fuera todo esto para asumir nuestra responsabilidad de dedicarnos al Señor. Los hermanos allí sólo estaban orando, alabando al Señor, proclamando al Señor y compartiendo la Palabra. El espíritu de ellos estaba liberado. Su mente puesta en el espíritu era vida y paz. Fuimos capturados y cautivados. Sentimos liberación poco después y ¡todo lo demás cedió! Todas las cosas negativas desaparecieron, no con argumentos y razonamientos, sino al experimentar corporativamente al Señor. ¡El Señor fue real y prevaleciente! Era muy dulce la Palabra y la comunión. Nos abrimos muy ampliamente al Señor y fuimos llenados de Cristo en ese momento. Hablamos la Palabra los unos a los otros. Hubo mucho disfrute y la porción delas Escrituras que compartimos fue abierta. Dios definitivamente nos hablópalabras de vida y nuestra muerte desapareció. ¡Aleluya!
Compartimos la semana 9 del avivamiento matutino "Las cuatro grandes columnas del recobro del Señor". Fuimos muy conmovidos y refrescados por los principios básicos del evangelio que encontramos en la epístola a los Gálatas. El primer principio es que el hombre caído de ninguna manera puede ser justificado por las obras de la ley (Gál 2:16; Hch 13:39). No importa cuánto nos esforcemos, no alcanzaremos justicia mediante estas obras. Nuestro camino de llegar al Señor mediante la ley es un camino sin fin, sin meta.
Siguiendo la pauta de la ley podríamos vagar por siempre sin llegar jamás a experimentar el resultado deseado (Gál 3:11). En cuanto a Dios, nos verá andando en una dirección diferente a Él mismo. Como creyentes no debemos intentar guardar la ley. E hombre sólo será justificado por la fe en Cristo (Gál 2:16). La fe en Cristo denota nuestra unión con Cristo cuando creemos. Esta no es unión intelectual o simbólica sino orgánica, es decir, está firmemente basada en Su misma vida. De hecho la frase "En Cristo Jesús" en este versículo es muy importante. Significa unidos con Él por Su vida; significa que somos uno con Él.
Aquí la preposición griega "εισ", traducida como "en" indica unión (también en Ro 6:3; Gál 3.27; Hch 8:16, 19:5; 1Co 1.13, 15). Un ejemplo de esta unión puede ser el de injertar una rama de una planta en otra diferente. Dos vidas diferentes se injertan y llegan a ser una sola, completamente funcional y viable. Por causa de nuestra unión orgánica con Cristo, Dios
- cuenta a Cristo como nuestra justicia,
y Cristo
- cuenta todo lo que pertenece a Él como nuestro.
Esta unión es la única base segura y verdadera de nuestra justificación por fe. Explicar la justificación mediante una descripción exterior es muy superficial. Esto nos llevaría simplemente a una comprensión doctrinal. Sólo decir que Él es justo y recto, que está en el trono ante la presencia de Dios y que cuando creemos en Él (este creer muchas veces se entiende como el admitir Su existencia o el presentar argumentos relacionados con su existencia"), entonces Dios considera a Cristo como nuestra justicia, es insuficiente. Necesitamos ser uno con Él al recibirlo y experimentarlo, entonces Dios lo cuenta como nuestra justicia y tal justicia es real para nosotros. ¡Amén!
¡Señor, ten misericordia de nosotros! ¡Queremos experimentar que eres uno con nosotros! ¡Queremos constatarlo disfrutándote en todo lo que eres para nosotros! ¡Anhelamos tocarte, tomarte, recibirte y aplicarte! ¡Llénanos Señor con Tu Persona maravillosa! ¡No queremos la doctrina de  la justificación sino la experiencia de Tu Persona! ¡No estamos desesperados y urgidos por más conocimientos, sino por Ti mismo!  ¡Gracias por Tu justificación! ¡Gracias que hemos creído en* Ti! ¡Gracias que estamos unidos contigo! ¡Gracias que estamos en* Ti y Tú en nosotros! ¡Sigue infundiendo en nosotros Tu preciosidad para que podamos apreciarla verdaderamente! ¡Amén!
Inspirado por la Palabra santa para el avivamiento matutino, semana 9 día 1; basado en el Estudio-vida de Gálatas, Living Stream Ministry.