Todos
los creyentes, sin importar la edad, su crecimiento en la vida divina, su
madurez natural, el tiempo en que han sido salvos y su trasfondo cultural, son hijos de Dios y miembros del
Cuerpo de Cristo. Todos somos de la familia de Dios. Así que, en ese
sentido, todos debemos recibir la Palabra de urgencia en cuanto a ser modelos,
llegar a ser modelos, es decir, que son aquellos que muestran a Cristo a otros,
como hijos genuinos que somos. Un modelo es alguien cuya función es
modelar, entiéndase mostrar, lucir algo. El modelo pierde su identidad como
tal, una vez despojado de aquello que modela. Modelo también es patrón, ejemplo
de algo. Hemos de ser personas que muestran a Cristo a otros y que son ejemplos
al hacerlo.
Cuando reflejamos a Cristo, los que están a
nuestro alrededor saben de manera espontánea que tenemos algo diferente, que
contenemos algo que ellos no poseen y que ese algo es maravilloso y superior.
Ellos llegan a conocer a Cristo mediante nosotros, mediante nuestro vivir y
hacer. Por ello hemos de estar dispuestos y debemos aspirar a ser modelos
eficaces y cabales del Cristo estupendo, dulce, maravilloso y amoroso que mora
en nosotros. Los modelos enseñan a otros en Sus
virtudes humanas los atributos divinos de Dios. Un modelo auténtico no es aquel
que ha transformado y condicionado sistemáticamente su exterior
siguiendo una disciplina religiosa, sino aquel que se ha entregado
completamente a Dios y lo vive, para expresarlo, llegando ser él mismo la expresión de Dios.
El Señor Jesús fue un modelo.
El Señor "disfrutó al Padre como la
gracia más rica y el amor más dulce" para de esta manera vivir por causa
del Padre y para expresarlo. Todos los que vieron a Jesús vieron al Padre, pues
Él modelaba al Padre. No sólo vivía por el Padre, sino que este mismo vivir era
la expresión del Padre. Pedro dijo que nosotros debemos ir en pos del Señor,
Quien es nuestro modelo, para ser Su reproducción (1P 2:21). Según Juan,
"como Él es, así somos nosotros en este mundo" (1Jn 4.17)
Pablo fue un modelo.
Pablo fue un creyente que vivió a Cristo.
Para Pablo, Cristo no era muy importante, ni siquiera era lo más importante
para Él, sino que cristo era el mismo vivir de Pablo, lo cual es algo superior
a lo anterior, así que Pablo era alguien que vivía a / por Cristo y lo expresaba,
así que los creyentes podían ver a Dios en Pablo. La gloria de Dios era la
expresión de Dios en Pablo. Esto significa que Pablo magnificaba a
Cristo. ¡Qué vivir el de Pablo! ¡Qué ejemplo práctico tan elevado y puro el de
Pablo para nosotros! Todo esto era así no por la virtud natural o el esfuerzo
titánico de Pablo. Esto llegó a ser así "por la abundante suministración
del Espíritu de Jesucristo" en Pablo y para el bien de todo el Cuerpo de
Cristo.
Pablo le encomendó a Timoteo que fuera un
modelo, y a nosotros.
Timoteo fue un modelo, según Pablo le
encargó, "en palabra, conducta, amor, fe y pureza" (1 Ti 4:12). Todos
debemos ser imitadores de Dios, como hijos amados, no por nuestra vida natural
sino por Su vida divina en nosotros. Es por la vida divina que nosotros podemos
ser perfectos como nuestro Padre es perfecto, no por ningún sistema o receta
exterior (Mt 5:48). También debemos ser imitadores de Cristo, como Pablo lo
fue. Nosotros imitamos aquellos que imitan a Cristo. Esta es la única razón
para hacer esto. Sin Cristo, imitar a un hombre no tiene ningún sentido, pero
Pablo era un modelo para nosotros establecido por Dios entre nosotros y para
nuestro bien (1Co 11:1, 4:16).
Los Tesalonicenses eran un modelo
corporativo.
Eran un modelo para los otros creyentes.
Aquellos que eran imitadores de los apóstoles llegaron a ser modelos para los
demás. Ellos eran imitadores de las iglesias y al mismo tiempo modelo para las
iglesias; lo segundo por causa de los primero (1 Tes 1:6; 2:14). Como el apóstol enseñaba
lo mismo en todas las iglesias, así que el testimonio de Jesús era el
testimonio común y único.
Disfrute inspirado por la Palabra santa para el avivamiento matutino,
Tomar la iniciativa como ancianos y hermanos responsables,
Semana 1, días 1-2,
vía Entrenamiento para ancianos, libro 1: El ministerio del Nuevo testamento, capítulo 3;
Estudio-vida de 1 tesalonicenses, mensajes 12-13;
The Collected Works of Watchman Nee y
Speaking Christ for the Building Up of the Body of Christ, capítulo 3.
Disponible online en Living Stream Ministry
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¡El Dios de paz nos muestre a todos Su misericordia!