lunes, 18 de abril de 2011

El crecimiento del Cuerpo en Sí mismo en amor, que es de Cristo, mediante las coyunturas al ejercitar los dones de la gracia

He estado disfrutando los primeros 16 versículos del capítulo 4 del libro de Efesios, que tratan del vivir y la responsabilidad necesarios en el Cuerpo de Cristo. He sido muy impresionado por el versículo 16, que dice:
"De quien todo el cuerpo, bien unido y entrelazado por todas las coyunturas del rico suministro y por la función de cada miembro en su medida, causa el crecimiento del Cuerpo para la edificación de Sí mismo en amor."
Este es un pasaje muy importante en la Biblia. Por un lado, "Todas las conyunturas" se refiere a los miembros dotados del Cuerpo que se mencionan en el versículo 11: Los apóstoles, los profetas, los evangelistas y los pastores que para el desempeño de su don son maestros.
"El crecimiento del Cuerpo" proviene claramente de Cristo, en Cristo y con Cristo (el rico suministro, el suministro de Cristo) pero se lleva a cabo mediante las coyunturas que suministran y los miembros que funcionan.
Como con cada aspecto de la Verdad y la experiencia, hemos de ser equilibrados para ser fieles y eficaces. Hemos de ver a Cristo como el origen, la esfera y el elemento que sirven para el crecimiento del Cuerpo. Sin embargo, este crecimiento no podría llevarse a cabo sin los miembros todos, en general (versículo 7), estando bien unidos y entrelazados los miembros dotados con dones especiales (los tres tipos mencionados en el versículo 11), que suplen, suministran este Cristo a todos.
Aquí no me refiero, y seguramente Pablo tampoco, a un grupo ordenado de "funcionadores-suministradores" que estén jerárquicamente por encima del "pueblo llano", los miembros. Aquí tenemos brevemente el principio del crecimiento del Cuerpo de Cristo:
Proviene de Cristo, se lleva a cabo en Él y con Él, como el rico suministro de la vida divina disponible; mediante las coyunturas puestas en el Cuerpo por el Señor, habiendo recibido la gracia que nos permite ejercer y ejercitar nuestro don general y los especiales, conforme haya sido dado por el Señor a cada uno; y finalmente que el Cuerpo se edifica a Sí mismo en amor, que no es nuestro amor hacia Dios, sino el amor de Dios en Cristo, que viene a ser el amor de Cristo en nosotros, por el cual amamos a Cristo y a los co-miembros del Cuerpo, los hermanos.
Más: Estudio-vida de Efesios, por Witness Lee, Living Stream Ministry

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