miércoles, 27 de abril de 2011

Acercamiento a Nuestro Llamamiento según Efesios 4 (I)

Andar según la dignidad de nuestro llamamiento no es solamente una recomendación del apóstol Pablo. No tiene carácter informativo ni es un comentario neutral sobre nuestro comportamiento. Él nos ruega -con sentido de urgencia y con gran carga, atribuyendo mucha importancia al asunto- que andemos como es digno de la vocación con que fuimos llamados.
Notemos que la súplica del hermano Pablo no está centrada en "un ministerio entre varios", ni en consideraciones filosóficas, ni en su opinión. Su súplica es bastante enfática, vehemente y clara, de acuerdo a lo que le había sido revelado.
Ahora ¿con qué se relaciona este llamamiento mencionado por Pablo? ¿Qué hay con relación a este andar? Brevemente, este comportamiento específico ("andéis"), al cual nos urge el apóstol ("os ruego"), está relacionado con (Ef 4:2-12):
- La unidad del Espíritu, que tiene una firme base séptuple;
- Cierto comportamiento dentro de la experiencia del amor de Dios;
- La gracia, conforme a la medida del don de Cristo;
- Los dones (no habilidades sino personas dotadas) dados por Dios a los hombres;
- El perfeccionamiento de los santos de parte de los dones y
- Ser perfeccionados para edificar el Cuerpo de Cristo, que es la obra del ministerio
 entre otros asuntos. Nuestro llamamiento no está relacionado con:
- Llenar el estómago de comida o bebida (Ro 14:17; Mt 15:17), aunque desde luego tenemos que comer;
- Acumular éxitos académicos, aunque desde luego, como estudiantes hemos de terminar los estudios apropiadamente por causa del testimonio de Cristo a los demás;
- Acumular riquezas (Mt 6:24), aunque nuestras posesiones deben ser apropiadamente administradas;
- Adquirir popularidad, aunque somos la luz del mundo (Mt 5:14) y la sal de la tierra (Mt 5:13).
Este andar, para el que necesitamos ser perfeccionados y al cual somos llamados, es conforme a la voluntad de Dios y según la comunión apostólica, y evita que seamos niños sacudidos por todo viento de enseñanza, cayendo en las artimañas de los hombres en astucia para terminar dentro de un error integral (un sistema de error), que proviene esencialmente del enemigo de Dios, totalmente ajeno a la economía de Dios, alejados de Cristo, alejados de la apropiada vida de iglesia y de la edificación de Su Cuerpo en amor.

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