Ayer en la tarde hemos estado reunidos en un hogar con
algunos hermanos. Invocamos juntos el
nombre del Señor, oramos juntos, leímos un versículo con mucha oración.
¡Experimentamos un Cristo tan abundante! Al llegar a la reunión nuestra mente
estaba llena de preocupaciones y casi no podía estar quieta, divagaba todo el
tiempo y nuestra boca hablaba de ellas. Además, estábamos cansados. Nos
sentíamos absorbidos y ocupados con malas noticias, pesimismo y planes.
En la reunión no hubo una larga sesión de discursos, ni recibimos la enseñanza teológica de ningún especialista. Nadie nos exigió que debíamos dejar fuera todo esto para asumir nuestra responsabilidad de dedicarnos al Señor. Los hermanos allí sólo estaban orando, alabando al Señor, proclamando al Señor y compartiendo la Palabra. El espíritu de ellos estaba liberado. Su mente puesta en el espíritu era vida y paz. Fuimos capturados y cautivados. Sentimos liberación poco después y ¡todo lo demás cedió! Todas las cosas negativas desaparecieron, no con argumentos y razonamientos, sino al experimentar corporativamente al Señor. ¡El Señor fue real y prevaleciente! Era muy dulce la Palabra y la comunión. Nos abrimos muy ampliamente al Señor y fuimos llenados de Cristo en ese momento. Hablamos la Palabra los unos a los otros. Hubo mucho disfrute y la porción delas Escrituras que compartimos fue abierta. Dios definitivamente nos hablópalabras de vida y nuestra muerte desapareció. ¡Aleluya!
Compartimos la semana 9 del avivamiento matutino "Las
cuatro grandes columnas del recobro del Señor". Fuimos muy conmovidos y refrescados por
los principios básicos del evangelio que encontramos en la epístola a los Gálatas. El primer principio es que el
hombre caído de ninguna manera puede ser justificado por las obras de la ley
(Gál 2:16; Hch 13:39). No importa cuánto nos esforcemos, no alcanzaremos
justicia mediante estas obras. Nuestro camino de llegar al Señor mediante la
ley es un camino sin fin, sin meta.
Siguiendo la pauta de la ley podríamos vagar por siempre sin
llegar jamás a experimentar el resultado deseado (Gál 3:11). En cuanto a Dios,
nos verá andando en una dirección diferente a Él mismo. Como creyentes no
debemos intentar guardar la ley. E hombre sólo será justificado por la fe en
Cristo (Gál 2:16). La fe en Cristo denota nuestra unión con Cristo cuando
creemos. Esta no es unión intelectual o simbólica sino orgánica, es decir, está
firmemente basada en Su misma vida. De hecho la frase "En Cristo
Jesús" en este versículo es muy importante. Significa unidos con Él por Su
vida; significa que somos uno con Él.
Aquí la preposición griega "εισ", traducida como
"en" indica unión (también en Ro 6:3; Gál 3.27; Hch 8:16, 19:5; 1Co
1.13, 15). Un ejemplo de esta unión puede ser el de injertar una rama de una
planta en otra diferente. Dos vidas diferentes se injertan y llegan a ser una
sola, completamente funcional y viable. Por causa de nuestra unión orgánica con
Cristo, Dios
- cuenta a Cristo como nuestra justicia,
y Cristo
- cuenta todo lo que pertenece a Él como nuestro.
Esta unión es la única base segura y verdadera de nuestra justificación por fe. Explicar la justificación mediante una descripción exterior es muy superficial. Esto nos llevaría simplemente a una comprensión doctrinal. Sólo decir que Él es justo y recto, que está en el trono ante la presencia de Dios y que cuando creemos en Él (este creer muchas veces se entiende como el admitir Su existencia o el presentar argumentos relacionados con su existencia"), entonces Dios considera a Cristo como nuestra justicia, es insuficiente. Necesitamos ser uno con Él al recibirlo y experimentarlo, entonces Dios lo cuenta como nuestra justicia y tal justicia es real para nosotros. ¡Amén!
¡Señor, ten misericordia de nosotros! ¡Queremos experimentar que
eres uno con nosotros! ¡Queremos constatarlo disfrutándote en todo lo que eres para nosotros! ¡Anhelamos tocarte,
tomarte, recibirte y aplicarte! ¡Llénanos Señor con Tu Persona maravillosa! ¡No
queremos la doctrina de la justificación
sino la experiencia de Tu Persona! ¡No estamos desesperados y urgidos por más
conocimientos, sino por Ti mismo! ¡Gracias
por Tu justificación! ¡Gracias que hemos creído en* Ti! ¡Gracias que estamos
unidos contigo! ¡Gracias que estamos en* Ti y Tú en nosotros! ¡Sigue infundiendo
en nosotros Tu preciosidad para que podamos apreciarla verdaderamente! ¡Amén!
Inspirado por la Palabra santa para el avivamiento matutino,
semana 9 día 1; basado en el Estudio-vida de Gálatas, Living Stream Ministry.
reciban muchisimas bendiciones, les saludo desde El Salvador, les invito a mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
ResponderEliminarDOY MI TESTIMONIO DE SANIDAD DE CANCER INVASIVO PARA LA GLORIA DE DIOS.