Esta mañana he estado repasando otra vez el día 4 de la semana 1 de la Palabra Santa para el avivamiento matutino "El hablar de Dios" y algunos de los libros de referencia. He disfrutado mucho este día. ¡He sido lleno del Señor, tan dulce, tan claro, tan rico, tan disfrutable! He orado el punto principal del día y se ha hecho la luz. El Hijo hoy no es ya un individuo, sino un hombre corporativo, el Cuerpo de Cristo. Podemos declararlo a otros, hablarlo a nuestros amigos y familiares, gozarlo en la oración y al orar-leer la Palabra para que la luz sea aún más intensa y nuestra visión más sólida.
El Cuerpo de Cristo ha sido nuevo y muy refrescante para mí hoy. He pasado tiempo leyendo-orando los puntos principales junto con los versículos de la Palabra. Disfruté mucho a Cristo como la Persona corporativa, Quien es el Cuerpo de Cristo. Lo he disfrutado como Aquel que es la Palabra de Dios y que puede hablar en / por nosotros al ser miembros de Él y ser uno con Él; he disfrutado que hablamos el hablar de Dios en el Hijo cuando estamos en el Hijo y somos parte del Hijo, y que el hablar de Dios en nosotros llega a ser nuestro propio hablar para que impartamos Dios a otros para la edificación del Cuerpo, que es la propagación de Dios y el aumento de Cristo. ¡Esto es estupendo!
Según nuestro concepto humano Cristo es diferente del Cuerpo de Cristo. No obstante, tenemos este versículo en la Biblia, 1 Co 12:12 que dice que el Cuerpo es uno, con muchos miembros y "así también el Cristo". ¿Qué significa esto? De no estar este versículo en las Escrituras, todo fuera muy diferente. ¡Amo la Palabra de Dios! ¡Amo este versículo! ¡Amo la última parte de este versículo!
Aquí vemos al Cristo corporativo: Cristo la Cabeza y Cristo el Cuerpo. La última parte dice "así también el Cristo". Esta frase está llena de revelación y vida. Es tan rica y abundante. Tan reveladora y disfrutable. "...así también el Cristo". Aquí tenemos el Cuerpo que es uno; el Cuerpo que tiene muchos miembros; todos los miembros siendo efectivamente muchos constituyen un solo Cuerpo y finalmente "así también el Cristo". El Cuerpo es uno y así también Cristo es uno. El Cuerpo siendo uno tiene muchos miembros y así también Cristo, siendo uno tiene muchos miembros. Todos los miembros del Cuerpo, siendo muchos, somos un Cuerpo; así también todos los miembros del Cuerpo, siendo muchos, somos un Cristo. Somos muchos en el Cuerpo; así también somos muchos en Cristo. Somos miembros en el Cuerpo; así también somos miembros en Cristo. El Cuerpo es corporativo; así también Cristo es corporativo.
Es bastante simple comprender que el Cuerpo es una entidad corporativa, ¿pero Cristo...? Hay más luz en el versículo 13: "Porque en un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo Cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu". Este versículo es maravilloso pues dice que estamos en el Espíritu y por ende hemos sido introducidos dentro del Cuerpo y que este Espíritu está dentro de nosotros. Hemos de leer la Palabra de Dios según la propia revelación de la Palabra de Dios, sin prejuicios, sin olvidar nuestro espíritu y sin interpretaciones privadas, pues tendriamos velos y no recibiríamos la revelación y el disfrute contenidos en la Palabra.
El Dios Triuno se encarnó en la Persona de Jesús, que vivió en la tierra como hombre genuino sin dejar de ser Dios y murió en la cruz para resucitar, llegando a ser el Espíritu vivificante que mora en nosotros y nos regenera, nos transforma, nos renueva, nos santifica y nos glorifica. ¡Aleluya!
¡Gracias, Señor por este proceso para alcanzarnos y llenarnos de Ti! ¡Gracias que tienes un plan único que nos incluye verdaderamente! ¡Gracias que hoy somos uno contigo en Tu vida y en tu naturaleza!
Una vez que el Espíritu está en nuestro espíritu, se mezcla con nosotros hasta llegar a ser un solo y mismo espíritu con nosotros (1Co 6:17). Cuando esto ocurre nacemos de nuevo. Nacemos como nuevas criaturas porque la vida de Dios, vida nueva y divina, nos es incorporada, agregada y llega a estar mezclada, compenetrada con nosotros. ¡Oh, Señor Jesús! Este nuevo nacimiento de ninguna manera tiene el propósito o la meta de que lleguemos a ser un producto individual sino un Cuerpo. La vida divina de ningún modo produce en nosotros resultados individuales sino corporativos.
La vida divina, en Su fluir único, produce el Cuerpo de Cristo que en Su consumación llega a ser la Nueva Jerusalén. Toda nuestra historia como cristianos tiene que ver con la edificación del Cuerpo, la edificación de Su morada, Su esposa, que es Cristo en nosotros, Cristo expandido, Cristo reproducido, Cristo extendido y ampliado. Así como Eva provino de Adán y por ello eran uno y enteramente compatibles, de la misma especie, así el Cuerpo de Cristo proviene de Cristo y es enteramente compatible con Él. ¡Alabamos al Señor! Hoy como miembros de Cristo, Quien es la Palabra de Dios, podemos hablar nosotros la Palabra de Dios. La Palabra de Dios llega a ser nuestra Palabra cuando disfrutamos al Señor, lo experimentamos, lo aplicamos y lo vivimos.
Hoy Cristo es la Cabeza del Cuerpo y el Cuerpo de la Cabeza. La Cabeza y el Cuerpo, el organismo del Dios Triuno. ¡Señor, abre nuestros ojos para que nos abramos a Ti! ¡Gracias por Tu maravillosa economía! ¡Gracias por Tu plan que supera todas las cosas! ¡Gracias por Tu administración, que consiste en Tu impartición en nosotros para hacernos Tú en vida y naturaleza! ¡Gracias porque hoy eres un Cristo extendido y ampliado para incluirnos! ¡Gracias porque hoy Te disfrutamos, Te experimentamos, Te tomamos como nuestro Todo y Te compartimos espontáneamente como nuestro hablar y nuestro brillo! ¡Amén!
Disfrute del avivamiento matutino "El hablar de Dios"
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