lunes, 2 de mayo de 2011

El Hijo es el Verbo, la Palabra de Dios y el Espíritu que habla

Hebreos 1:1-2 es muy enfático y disfrutable. Es un versículo tan lleno de la vida divina y abarca varias cuestiones importantes:
El hablar de Dios no está fragmentado, no es parcial ni se trasmite de diversas maneras; el hablar de Dios no está dirigido a los antiguos padres ni es en aquellos profetas, como solía ser. Dios ha llegado a ser un Dios conocido para nosotros. ¡Aleluya! Nosotros recibimos y participamos de Su hablar. Él ciertamente nos habla de una manera que es completa y todo-inclusiva. Este hablar es una Persona, el Hijo, que es la Palabra de Dios (Juan 1:1, 14,18). El Hijo, como el Verbo, la Palabra de Dios, es el Dios completo y es el Espíritu (1Co 15:45; 2Co 3:17; Jn 6:63). Yo he sido muy impresionado esta mañana con el siguiente párrafo:
“Cuando el Hijo habla, Él es el Espíritu; o sea, que el Espíritu es el Hijo mismo hablándonos. El Hijo de Dios es el Verbo, la Palabra. Cada vez que la Palabra es emitida, se convierte en el Espíritu. Este hecho nos lo demuestran las siete epístolas en Apocalipsis 2 y 3. Al principio de cada epístola es el Señor quien habla, pero al final se nos dice que debemos oír lo que el Espíritu dice a las iglesias.”
Dios habla en el Hijo, así que el hijo es el hablar de Dios, Su Palabra. Cuando el Hijo nos habla es el Espíritu que nos habla, que habla a las iglesias y juntamente con las iglesias (Ap 22:17) porque la iglesia y el Espíritu son uno. Esto es maravilloso. ¡Una gran visión! ¡Un plan excelente!
[Disfrutado hoy en La Palabra santa para el avivamiento matutino intitulado “Hablar la Palabra de Dios”, semana 1, según el libro “Speaking for God”; Living Stream Ministry]

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